Ayer estaba leyendo la información de la Plataforma Salvem el Cabanyal sobre la amenaza de destrucción de este barrio típico de Valencia.
Ví los vídeos y las fotos de las casas típicas, y de repente comprendí el concepto arquitectónico de «modernismo popular».
Me dejó pasmada la actuación de la policía, y más teniendo en cuenta que el barrio había sido declarado Bien de Interés Cultural. Lo que intentan los vecinos es que esta categoría no se pierda, y que se conserve el legado histórico y artístico.
Al parecer tantos años de voracidad constructora y el consiguiente desastre no son suficiente escarmiento para algunas personas. La movilización ciudadana para evitar la destrucción del barrio está perfectamente justificada.
Curiosamente, esta mañana -¡mi cumpleaños!- he recibido este poema de Mario Benedetti y quisiera compartirlo. No nos salvemos, salvemos el Cabanyal:
No te salves
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieras con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Mario Benedetti, Poemas de otros, 1974