Esta mañana acabé los 7,8 km de la Cursa de la Dona de Barcelona en un tiempo real de 00:59:31, casi un minuto menos que el año pasado, por lo que estoy muy contenta.
Es una carrera caótica, sobre todo por la indisciplina de las participantes caminadoras, que no obedecen la consigna de colocarse al final para liberar el paso a las corredoras. Eso en la práctica significa que los primeros 4 minutos más bien los haces caminando y justo empiezas a poder trotar tranquila cuando llegas a la Gran Vía.
Aún así, intento no perdérmela. Es divertida, con gran ambientazo y además, como en muchas carreras hoy, destina los fondos a causas solidarias. Este año yo he corrido por dos de ellas: por el cáncer de mama y por las mujeres supervivientes de trata y mentalmente le he añadido una causa más: por las personas encarceladas por sus ideas políticas.
Pero, en realidad, no sólo ni principalmente corro por causas sociales. La verdad es que sobretodo corro por causas personales. Las tengo bastante claras:
Corro porque me gusta. Así como la natación o el ciclismo no me gustan demasiado, en cambio correr me encanta. Y además me relaja y me hace soñar, cosa que no acabo de entender, porque cuando camino rápido más bien me pongo nerviosa, pero cuando corro me invade la paz.
Corro porque quiero estar sana. Creo firmemente que la actividad física es indispensable para la salud. Yo he escogido correr y los deportes asociados a la montaña, pero creo que lo importante es combatir el sedentarismo, una fuente de problemas físicos y mentales.
Corro porque además de estar sana, quiero parecerlo, que mi aspecto físico refleje equilibrio en lo posible. Que cuando me mire al espejo vea exactamente lo mayor que soy y lo bien que me conservo. Eso me pone de buen humor.
Corro por solidaridad con mi familia, porque quiero llegar lo mejor posible a la vejez. Si en la última etapa de mi vida me vuelvo dependiente y tienen que cuidar de mí, que no sea porque me he abandonado y no me he cuidado lo suficiente.
¿La próxima carrera? Probablemente la Cursa dels Nassos, el 31 de diciembre, 10 km que empiezas por la tarde y acabas prácticamente cuando empieza a anochecer. ¡Otra experiencia mágica!.