La sala del paraninfo de la Laboral, en Gijón, rebosaba emoción y gratitud. Era el viernes 18 de noviembre y acabábamos de otorgar los Premios Aprendizaje-Servicio 2016.
Le tocaba el turno a Jaume Funes. Jaume, cuéntanos «¿Por qué se aprende más y mejor en compañía y con compromiso social?». Este era el encargo.
Jaume nunca deja indiferente: te hace pensar, te desmonta e incluso hace que te pelees con él, con otros o contigo mismo. Para responder a la pregunta, Jaume evocó algunos de los principios del aprendizaje según la OCDE, ¡la cosa tiene gracia, viniendo de Jaume! .
- La naturaleza social del aprendizaje. Necesitamos a los otros para aprender, y el aprendizaje-servicio es una práctica eminentemente social.
- Las emociones son esenciales para el aprendizaje. En el aprendizaje-servicio, las emociones son parte integral y, frecuentemente, lo que más impacta en el alumnado.
- El esfuerzo es clave: nadie aprende sin implicarse. En el aprendizaje-servicio el compromiso de los estudiantes con el entorno representa un paso adelante en la motivación, en el descubrimiento de la realidad más allá de su ombligo.
- Se aprende a partir de conexiones horizontales. Como tantos educadores experimentan, las prácticas de aprendizaje-servicio acaban siendo interdisciplinares. No es posible encerrar el conocimiento aplicado en una sola disciplina.
Los niños, niñas y jóvenes que recogieron los premios mostraron con creces sus habilidades sociales, su inteligencia emocional, su capacidad de esfuerzo y su visión global de las necesidades sociales a las cuales habían atendido con sus proyectos.
Parafraseando a Jaume, si los adolescentes son exploradores reprimidos, los chicos y chicas que impulsan el aprendizaje-servicio empiezan a ser exploradores desinhibidos.
Todos -¡también los educadores!- hemos ganado soltura y tal vez desvergüenza explorando el ApS y comprobando que sí, efectivamente, no sólo se aprende más y mejor en compañía y con compromiso social, sino que, además, somos mucho más felices.