El 11 de enero fue el Día Internacional del Agradecimiento
Aunque es una festividad oficiosa, no recogida por la ONU y la Unesco, ese día hay un reconocimiento mundial al hecho de dar las gracias.
No hay que confundirla con la famosa celebración norteamericana del “Dia de Acción de Gracias”, en la que las familias se reúnen en torno a un pavo asado para dar gracias a Dios por todas las bendiciones recibidas durante el año. En este caso, se trata de difundir el valor de ser agradecidos con los demás.
En ocasiones la vida te ofrece lecciones gratuitas para dejar de ser engreído. Para trascender la prepotencia. Para aminorar la petulancia y practicar un poco más la humildad. Para, incluso más allá de la práctica esporádica o forzada, volvernos más auténticamente humildes. Para mostrarnos agradecidos.
Experiencias azarosas – o quizás no tanto- que te ayudan a tomar consciencia de nuestras limitaciones y nuestra extrema interdependencia. A tener otra mirada colegiada, fraternal, que nos despoje de la capa de superhéroes e imprescindibles.
Yo tengo una lista muy larga de personas a las que dar las gracias. Con sus nombres y apellidos. Que han pasado por mi vida en calidad de familiares –directos o políticos-, como amistades – más o menos duraderas, más o menos profundas-, como compañeros(as) de trabajo, de los que he aprendido todo lo que sé de mi oficio…
Como vecinos, como conciudadanos, como conocidos. Como docentes, como sanitarios… Todos ellos, en mayor o menor medida, han contribuido a ser lo que soy. Han aportado su granito para que yo ahora tenga la sensación de que esta vida es un regalo, que nada me pertenece.
Aprovecho el dia de hoy para decirles, a todos – incluso a los que aparentemente pusieron piedras en el camino, que finalmente se convirtieron en obstáculos enriquecedores- muchísimas gracias: Gracias a tantos por tanto.
José Antonio Díaz Ramírez
Grupo de Aprendizaje-Servicio de Extremadura