«La Ética es el proyecto de la humanidad para salir de la selva”

José Antonio Marina

 ¿Qué diferenció al Homo Sapiens de los Neandertales? ¿Fue solo el uso de herramientas? No, los  diferenció ser capaces de cooperar con los desconocidos. Esto es lo que nos dicen estudios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Ahora que estamos viviendo una pandemia mundial necesitamos más que nunca esta muestra de inteligencia que nos ha hecho evolucionar como especie. Porque dependemos, como  nunca, de nuestra capacidad de entender que estamos viviendo una crisis mundial en la que o salimos todos juntos o perecemos. No es momento de diferenciarnos por identidades, la única identidad que podemos mostrar como estandarte es la de reconocernos como seres humanos. Y la única herramienta para no dejar a nadie fuera y librarnos de esta terrible situación es la cooperación a nivel planetario.

Pero el terremoto sanitario, económico y social que nos ha traído el COVID-19 ha coincidido también con un peligroso virus que lleva algún tiempo entre nosotros. Y éste no es otro que la cultura del odio.

Detrás de la cultura del odio solo está la cultura del egoísmo. En la cultura del egoísmo no cabe la empatía, no cabe  la existencia del otro. Y para eso el odio es un buen mecanismo, por si acaso se nos olvida y consideramos como solución el bien común, o la solidaridad. Para la cultura del odio se necesita una figura a la que odiar, alguien desposeído de su alma, alguien cosificado para poder descargar sobre él las frustraciones diarias que siempre vamos a tener, pero mucho más en tiempos difíciles. La cultura del odio también necesita de la mentira y la exageración para poder mantenernos en un punto de vista estrecho, tan estrecho como sea necesario para que solo quepamos nosotros.

El mito de la caverna de Platón nos advertía de la falsedad del mundo formado por las sombras y cómo esa mentira servía no solo para producir miedo sino para evitar que se pueda ver la realidad. La cultura del odio es una gran caverna donde se quiere esconder esa gran solución que no supieron ver los neandertales.

Este es el paso previo a la ley del más fuerte, este es el paso previo a la selva. 

Ante este panorama necesitamos estrategias que contrarresten esta deriva social.

El Aprendizaje-Servicio (ApS) es aprender haciendo un servicio a la comunidad. Permite que el alumnado analice la realidad que le rodea, reflexione sobre ella y pueda decidir comprometerse a cambiarla. Esto es un verdadero antídoto contra el odio. Porque es un verdadero antídoto contra el egoísmo.

El ApS promueve una visión fraternal de estar en el mundo que hace necesaria la generosidad para avanzar socialmente.

El Aprendizaje-Servicio genera una ética del cuidado que entiende la justicia de forma global y el planeta como el hogar de todos los seres humanos.

El ApS obliga a quien lo realiza a dejar de mirar hacia él mismo para descubrir al otro y esto facilita que no crezca el veneno del odio.

El Aprendizaje-Servicio es poner la inteligencia a trabajar para resolver los problemas de los demás, es utilizar esa inteligencia de la mejor manera posible. La que nos mueve a cooperar y a no dejar a nadie fuera.

De la manera que nos permitió salir de la selva y nos hizo evolucionar como especie.

Paco Barea Durán

Coordinador Red Andaluza de ApS

Aprendizaje-Servicio

Aprender haciendo un servicio a la comunidad.
En este apartado encontrarás información, aclaraciones, reflexiones, bibliografía, experiencias, vídeos y diversos documentos que te ayudarán a profundizar en el concepto de aprendizaje-servicio.

*Los contenidos que siguen proceden de la web www.roserbatlle.net

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