No se construye una sociedad justa con ciudadanos mediocres. Como proclama Adela Cortina en el último artículo publicado ayer por El País, el reto está en Universalitzar la excelencia .
Necesitamos huir del tópico comodón que coloca en un extremo la excelencia y la educación de calidad para unos pocos y, en el otro extremo, la inclusión educativa y la defensa de los más débiles, que aparecería fatalmente asociada a la mediocridad.
¡Tenemos tantas palabras pendientes de rehabilitar que no damos al abasto! Por esto se agradece el disfrutar de las reflexiones de Adela Cortina, que nos recuerda que el excelente no lo es para sí mismo, su virtud es fecunda para la comunidad a la que pertenece.
Puestos a pedir un deseo para el año nuevo… ¡ojalá los nuevos responsables políticos de educación se entiendan con los de bienestar social y además compartan y apliquen el criterio de Adela!
Porque resulta que para mejorar la democracia también necesitamos que nuestros políticos sean excelentes.