Este año la convocatoria de los Premios Aprendizaje-Servicio ha batido el récord de proyectos presentados: nada más y nada menos que 475, lo cual representa un aumento del 33% respecto al año pasado, sostenidos por más de 900 centros educativos y entidades sociales.
Se han presentado proyectos procedentes de todas las Comunidades Autónomas sin excepción, siendo Andalucía el territorio que más ha aportado (63), seguido de la Comunidad de Madrid (58), Comunidad Valenciana (54), Cataluña (50), Castilla y León (46) y Navarra (36).
Si miramos los niveles educativos de los niños, niñas y jóvenes protagonistas, vemos que se mantienen las proporciones de años anteriores: Secundaria (39%) y Primaria (36%) y Formación Profesional (25%).
Cuanto a la tipología de centros y entidades que han presentado los proyectos, el 46% corresponde a centros públicos, el 41% a centros privados concertados, el 10% a entidades sociales y el 2% a centros privados no concertados. Una distribución también muy similar a la de años anteriores.
No hemos tenido tiempo todavía de analizar las causas de este aumento notable en la participación: ¿la creciente presencia del aprendizaje-servicio en disposiciones, convenios, normativas… de las Administraciones Educativas? ¿la función impulsora de los 17 grupos territoriales, uno en cada Comunidad Autónoma…? ¡Seguro que todo suma!
Pero creemos también que el empuje del boca-oreja entre docentes está siendo determinante. Como dice la experta argentina María Nieves Tapia: El aprendizaje-servicio es de las pocas innovaciones educativas que surgen de abajo a arriba y no al revés. Lo que funciona se extiende como una mancha de aceite.
Y, por supuesto, también hay que contar con la misma iniciativa de los premios, cuya principal función es, precisamente, difundir y poner en valor el aprendizaje-servicio, así como reconocer la labor educativa y social de todas aquellas personas que lo impulsan.
La foto que acompaña este post es del proyecto Caminem Junts, una experiencia de aprendizaje-servicio luminosa e inspiradora en la que alumnado de Primaria del Colegio Sant Roc de Alcoi (Comunitat Valenciana) se comprometió en múltiples acciones encaminadas a recoger fondos para la lucha contra el cáncer y para el bienestar de los niños y niñas enfermos, como el acto de donar pelo para las pelucas de las personas afectadas. Este proyecto mereció el Premio Solidaridad y Derechos Humanos en el 2018.